En el equipo inolvidable de los “Once Hermanos”, de aquel Necaxa que jugaba por nota, hubo un extremo izquierdo: el “Chamaco” Vicente García
En ese equipo, el primer “mexicanisimo” había una excepción: el peruano Julio Lorez, artífice y constructor de una delantera en que jugaban también el “Poeta” Lozano, Hilario “Moco” López y Luis Pérez “Pichojos”.
Lorez emparentó con la familia García y contrajo matrimonio en México con una hermana del “Chámaco” García
Ese matrimonio que siempre fue feliz y modelo hogareño cargaba en sus brazos a José Antonio Roca García, un retoño que trajo al mundo la hermana del “Chámaco”.
En esa época, por los años 37, José Antonio “gateaba” y su tio era el formidable delantero que se picaba sobre el marco y mandaba sus servicios cruzados para que rematara el impetuoso “Moco” Hilario, o cambiaba de juego, es decir, enviaba el balón de banda a banda, para que el “Pichojos” cuya trayectoria sera inmortal, enviara de bolea sus fulminantes remates.
Los años implacables terminaron con aquella constelación estelar, pero quedo la semilla en uno de los “Once Hermanos”.
Ese fue José Antonio Roca, que sorbió la afición futbolista de la herencia de su tio Vicente García
Sus dos inspiraciones en el fútbol fueron sus tíos Lorez y García, quienes jugaron como delanteros en su carrera profesional. Pero José Antonio cambio de ruta: se dedico a la defensa.
Así comenzó a jugar en el colegio, y luego ingreso al Asturias.
José Antonio comenzó en el fútbol de Primera División en el desaparecido Asturias. Entonces las formaciones de la época eran distintas y conquisto a pulso su puesto de titular en la linea media de “tres” que integraban Romo, cabezón y él.
Un entrenador escocés llego a México, Mr. Didside, para hacerse cargo del Asturias y cambio la estrategia. A Rodrigo Ruiz, el tapatío de clase exquisita, lo puso en el centro del area, y a José Antonio en un costado de la trinchera.
Desde entonces y hasta su retiro, José Antonio fue defensa lateral izquierdo.
Aun jugando como profesional y cumpliendo con las obligaciones emanadas del deporte que le rendía frutos económicos, aprovecho estos para proseguir sus estudios de ingeniería
En 1950 se producen hechos que originan el retiro de los equipos España y Asturias y ello da oportunidad a que el Necaxa regrese al fútbol profesional bajo los auspicios y patrocinio del Sindicato de Electricistas a cuyo frente se hallaba Juan José Rivera Rojas.
Gracias al retiro de los equipos españoles pudo el Necaxa armar una oncena con elementos nacionales de reconocida valía, tales como Carlos Blanco, Arnauda, Panchito Hernández, Carlos Laviada, Horacio Casarín y por supuesto José Antonio Roca, que en este Necaxa de sus amores viviría los mejores años de su carrera.
José Antonio alguna vez comento que en su casa tenia un cuadro que era el fiel retrato de su vida y este cuadro eran en realidad tres fotografías: la primera a los cinco años, en la que aparecía al lado de su tio, el “Chámaco” García, como mascota, la segunda como jugador del Necaxa y la tercera como entrenador de los entonces Electricistas del Necaxa, no debe quedar ninguna duda que los colores de José Antonio siempre fueron el rojo y el blanco.
En 1950, cuando el Sindicato de Electricistas reincorpora al Necaxa al fútbol profesional José Antonio es su primera contratación procedente del “Equipo de la Casona” el Asturias, al final de esa temporada Necaxa termina siendo tercer lugar bajo la dirección de Jorge Orth.
José Antonio asiste a los Campeonatos Mundiales de 1950, 1954 y 1958 y vive sus mejores años como jugador con Necaxa de 1950 a 1954.
En Brasil 1950 jugo todos los partidos y perdió los tres ante Suiza, Brasil y Yugoslavia. Para Suiza 54 fue convocado pero por decisión del Gral. José Manuel Nuñez no participo y para el Mundial de Suecia 58, aunque asistió, una lesión (ampolla en la planta del pie) no le permitió jugar.
Con el Zacatepec fue campeón, sostuvo muchos partidos contra equipos nacionales y participo en encuentros defendiendo los colores mexicanos en varios países y en la Copa del Mundo de Suiza.
En la temporada de 1961-62, el Zacatepec tuvo una mala racha y el equipo que tanto había batallado en los círculos superiores, cayo a la segunda división de donde había surgido.
Ese día fatal, en que perdieron el juego decisivo en el Estadio de Ciudad Universitaria, José Antonio lloro como un hombre.
En la temporada siguiente, el Atlante obtuvo en préstamo los servicios de José Antonio Roca. No dejo de seguir rindiendo pese a su veteranía con el mismo entusiasmo, tesón y eficacia como lo hacia en sus años mozos.
Retorno el Zacatepec al año siguiente al banquete grande por méritos propios. Lara que había sido también prestado al Atlante y Tedesco que había sido facilitado al Universidad, regresaron al redil azucarero.
El Atlante interpuso sus esfuerzos para retener a Roca, y este, con su flamante titulo universitario, prefirió radicar en la capital para atender sus asuntos.
Celoso defensor de los colores que vistió José Antonio continuo en la brega sin desmayo hasta su retiro como futbolista activo con los “Prietitos” del Atlante el 16 de febrero de 1967 en un partido contra el Morelia en el Estadio Azteca que ganaron los Azulgranas 3 goles por 0 con goles del brasileño Claudinor Barbosa, el “Puas” Escalante y cerro la cuenta el argentino Norberto Boggio. Durante el descanso se rindió un gran homenaje a José Antonio Roca García, quien se despidió después de actuar duramente 20 años en las lides futboleras, se le entrego un reloj de oro y otros objetos también de oro. Al final del encuentro fue cargado en hombros y se le dio la vuelta olímpica
Después de su retiro José Antonio inicio su carrera como director técnico con el América en 1970 y la termino en 1988 con el Ángeles de Puebla y en 1984-85 nuevamente llego al Necaxa, en esta ocasión para dirigirlo.
El 4 de mayo de 2007 murió José Antonio Roca en el Sanatorio Español de la Ciudad de México, víctima de un paro respiratorio a los 78 años de edad.
Un gran ejemplo como deportista y ser humano y desde luego ¡necaxista!
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