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  • Foto del escritorJC Igartua

ROBERTO "LOCO" MARTINEZ PRIMER MEXICANO EN ANOTAR EN EL AZTECA, ESTA EN LA POBREZA




En la casa de Roberto 'Loco' Martínez hay una colección de más de 500 objetos relacionados con su etapa como jugador, pero falta uno. El exjugador del Necaxa fue el primer mexicano en anotar un gol en el estadio Azteca y tuvo que vender la playera con la que hizo ese tanto por falta de dinero, en 25 mil pesos.

"Ya vendí la camiseta con la que anoté el primer gol, la dí en 25 mil pesos. Un día me llamó un jugador del Cruz Azul que se apellida Jiménez, me dijo que cuánto quería por mi playera y le dije que pedía 40 mil pesos, pero con 30 mil se la daba. Me dio 25 mil y se los acepte, porque no tengo trabajo ni nada. Ya sé que la va a vender más cara", comparte Roberto Martínez. “Mi jubilación es de dos mil pesos, crees que voy a vivir con eso”.

Martínez, también conocido como el Caña Brava, jugó en el Necaxa y el 5 de junio fue el primer mexicano en anotar en el Azteca, en una victoria del Valencia por 3-1 sobre los Rayos. Su gol lo llevó a recibir un trofeo en el Teatro Orfeón, donado por el director de cine Ramón Pereda, y entregado por Maria Antonieta Pons, que a la postre fue su novia. El cetro ahora está oxidado, en una esquina de su casa y apenas se alcanza a distinguir el grabado.

"Tengo más de 80 años y no olvidó ese gol. Se lo metí al Valencia, gracias a un centro de Agustín Peniche, rematé de cabeza y corrí a festejar. Sabía que iban a dar un trofeo y me lo quería ganar. El original está ahí en la esquina y tengo otro que siempre enseñó, para las fotos”, explica el Caña Brava. "Me lo entrega Pons porque días antes se murió Javier Solís, mi gran amigo y que siempre me cantaba la canción de Loco, por eso también me decían el loco", agrega.



El otro artículo que conserva de la noche que le hizo el gol al Valencia, son sus zapatos de futbol. Unos tachones de piel, hecho por la empresa de uno de sus compañeros en los Rayos, Colmenero. Ese par de zapatos para futbol los guarda en un ropero, acompañados por las playeras que le quedan de su etapa de jugador y a la espera de un comprador que se anime a llevárselos.

"Ya nada más me quedan los zapatos, que me los quieren comprar, pero no me dicen cuánto dan", dijo.

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